apostar
(Del lat. apposĭtum, de apponĕre, colocar).
1. tr. Dicho de una persona: Pactar con otra u otras que aquel que se equivoque o no tenga razón, perderá la cantidad de dinero que se determine o cualquier otra cosa.
2. tr. Arriesgar cierta cantidad de dinero en la creencia de que algo, como un juego, una contienda deportiva, etc., tendrá tal o cual resultado; cantidad que en caso de acierto se recupera aumentada a expensas de las que han perdido quienes no acertaron.
Yo no sé en qué momento de la historia se le ocurrió al hombre pensar que podría ser excitante arriesgar algún bien (que preferentemente lleve la honra del contrario de por medio) en pos de algún resultado, seguramente se trata de una práctica que data de la época prehistórica. Tal vez algún lejano antecesor apostó su cueva y a toda su familia dentro con el vecino afirmando que podría matar un mamut con una lanza. Lo cierto es que apostar es atractivo, es cosquilleante, está chido. En mi caso, he podido regocijarme en las mieles de la victoria observando al H. Embajador de
Pero cuidado, el juego es algo que, como todo en exceso, puede tener consecuencias desastrosas. Recuerdo que hace algunos años perdí en un Caliente todo mi dinero, incluído el destinado para sacar mi automóvil del estacionamiento del lugar, teniendo que dejar “empeñado” mi reloj al encargado de la caseta.
¿Cuál ha sido la peor (o la mejor) apuesta de su vida?